Sí, sabemos que cuesta creer pero es real como la vida misma: algunos presos emplean palomas mensajeras para introducir en las cárceles partes de teléfonos móviles -sin declarar, claro- para luego componerlas en prisión y vender los móviles entre los reos.
El negocio es rocambolesco pero tozudamente real, hasta el punto de que acaba de ser interceptada otra paloma mensajera -puedes verla compungida en la foto-, esta vez cuando se dirigía a una penitenciaría colombiana, mientras transportaba en su espalda la carcarsa de un móvil (desconocemos marca y modelo).
Las autoridades colombianas aseguran que estas aver son criadas en prisión y luego son enviadas al exterior para realizar tareas de contrabando. Estas mismas autoridades se mostraban impotentes ante un creciente problema. A ver cuánto tiempo pasa hasta que detengan una paloma con un iPhone o una Palm Pre en su lomo...
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